A medida que la corriente fluye a través de una resistencia,
ésta convierte una cierta cantidad de energía eléctrica en calor. La mayoría de
las resistencias de uso general tienen poca capacidad para disipar el calor, ya
que no pueden soportar temperaturas elevadas. Esto limita la cantidad de
energía que pueden manejar.
Las resistencias de potencia como ésta se fabrican sin materiales que limiten la temperatura, como soldadura o epoxi, lo que les permite manejar más potencia. Algunas fuentes de alimentación los utilizan para limitar el flujo de corriente que ocurre cuando los enchufas.
El elemento activo es un cable metálico resistivo enrollado alrededor de un núcleo aislante. El conjunto resistivo se coloca en una carcasa de cerámica resistente al calor y se rellena con lechada de cemento.
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